Bueno, bueno, bueno... ¿Cómo andamos? Acá les vengo a contar una historia, una de esas que te hace reír... pero por no llorar. Porque, claro, ¿qué pasa cuando te proponés analizar cuánto se enseña la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas primarias de todo el país? Y lo peor, ¡querés hacer un gráfico que lo explique! Te juro que es más difícil que entender una notificación en el domicilio fiscal electrónico de la AFIP; pero bueno, ahí vamos...
La caja de Pandora, o mejor dicho, los datos.
Arranqué como cualquier ser humano: con ganas y entusiasmo. Tenía una base de datos llena de respuestas de estudiantes. “¿te enseñaron esto, te enseñaron lo otro? ¿sos un genio en métodos anticonceptivos o sos de los que todavía creen que la cigüeña trae a los bebés?”. Y con eso, dije: “Vamos a hacer un análisis, simple, un paseíto”.
Mentira! Ahí te das cuenta de que los datos son como esa canilla que gotea: parece fácil de arreglar, pero cuando la tocás, te das cuenta de que es un quilombo.
Nulos por acá, datos sucios por allá... Ordenar esos datos fue como desenredar los auriculares que dejaste en el bolsillo todo el año. Pero bueno, con un cafecito, una lloradita y a seguir!
Después, el indicador... Qué palabrita!
Ya con los datos listos, pensé: “Voy a calcular un indicador simple”. Sí, claro, como si fuera tan fácil. Pero no, nunca es simple! Es como ir al supermercado a comprar la cena y terminar con una bolsa llena de chocolates porque estaba la promo de "combos irresistibles".
La razón por la que creé este indicador fue que tenía una lista extensa de temas de ESI, y si me dedicaba a analizar cada uno por separado, me perdería entre tanto dato. En vez de eso, decidí agrupar los resultados de cada provincia y región para crear un único valor que reflejara cómo estaban trabajando la ESI en su conjunto.
¿El beneficio?
Facilita la comparación entre provincias. No tengo que ver si enseñaron sobre igualdad de género en Jujuy o sobre métodos anticonceptivos en Chaco de forma aislada. El indicador te dice en qué provincias la ESI ya está "marcando el ritmo" y en cuáles parece que la música aún no empezó a sonar.
Hice un promedio de los temas trabajados en cada provincia, una especie de termómetro para ver en qué provincias la ESI estaba calentita y en cuáles estaba... bueno, como cuando pedís que te calienten la empanada y te la dan helada por dentro.
El desafío de las regiones: como armar un rompecabezas, pero con piezas de otro juego.
Y claro, no todo iba a ser tan fácil. Qué te pensás, que era solo hacer la cuenta y ya está! No, no, no. Esto es Argentina, las cosas nunca son así de simples. Había que dividir las provincias en regiones: Patagonia, NOA, NEA, Cuyo y Centro. Ahí dije: “Mejor agrupo las provincias y les pongo color”. Para qué! Me quedaron colores más feos que esas sillas de plástico verde que venden en la feria.
Ahí, a prueba y error, y un mensaje a un amigo, logré que los colores dijeran algo: Patagonia, azul oscuro y frío como su viento; NOA, marrón árido como sus paisajes; NEA, verde intenso por su vegetación exuberante; Cuyo, rojo vino, como el malbec; y Centro, azul fuerte, porque es la región de la modernidad, de la urbanización. Ahora sí! Cada región con su identidad, como corresponde.
El gráfico: y que se vea clarito!
Llegamos al momento del gráfico: qué trabajo, señores! Hacer el gráfico fue como intentar entender las reglas del truco cuando ya estás borracho en la mesa. Cada provincia tenía su indicador, y pensé: “Vamos a mostrar el mínimo y el máximo de cada región, cosa de que se vea bien clarito dónde estamos bien y dónde estamos como el agua de la pava olvidada en el fuego”.
Agregué puntos en las líneas para marcar los valores altos y bajos, todo prolijito. Las líneas negras iban desde el mínimo valor de ESI al máximo en cada jurisdicción. Y ahí lo tenés: un gráfico que cuenta una historia. Hasta ahí todo bárbaro!
Los colores y los porcentajes: más cambios que un ministro de economía.
Pero claro, siempre hay un “pero”! Cuando me puse a revisar los colores y los porcentajes, me di cuenta de que las provincias no estaban bien agrupadas en la leyenda. La Patagonia estaba abajo... Invertí los colores, acomodé las leyendas, y cuando finalmente lo ordené... qué hermoso!, el gráfico empezaba a parecerse a algo que una persona cuerda entendería sin perder la paciencia.
Antes de arrancar...
Me gustaría recordar lo siguiente: el indicador refiere al porcentaje de temas trabajados sobre el total de temas preguntados en las Aprender 2023 (sobre ESI). Es decir, el indicador mide cuántos temas de los listados fueron efectivamente abordados en cada jurisdicción, según los reportes de los estudiantes.
El resultado final: y ahora ¿qué hacemos con esto?
He aquí, el gráfico final, y aunque podrías pensar que el NOA y el NEA se habrían enterado de la igualdad de género por algún boletín que llegó tarde, no fue tan así! Sorprendentemente(para mí), incluso las provincias que uno esperaba más conservadoras, como en el norte y el sur, mostraron números que no te hacen querer tirar la toalla del todo. Eu, hasta llegaron a pasar el 50%!
Y la verdad… uno no puede evitar preguntarse cómo se eligen estos temas...
Quizás es como si fueran jugadores de fútbol: algunos son titulares indiscutidos, siempre en el campo, como el respeto a la diversidad y la prevención del acoso. Pero después tenés a los suplentes, esos temas que están en el banco y que capaz no juegan nunca, esperando su oportunidad de brillar, pero parece que nunca llega!
Y si llega, agarrate Catalina, porque ahí, seguro se armó.
Eso sí, la gran sorpresa viene desde Chaco, que lidera el ranking junto a Neuquén, Salta, La Rioja y Córdoba. ¿Quién lo hubiera imaginado?
Y así está la cosa. La ESI se enseña, pero con variaciones. En algunas aulas parece más un baile desparejo, donde algunos temas llevan el compás mientras otros se quedan en la esquina esperando que les toque su turno.
Un poco de esto, un poco de aquello, y seguimos jugando. No es que esté mal, ojo! Pero hay que asegurarse de que todos los "jugadores" de la ESI puedan entrar al partido, porque la verdad es que este es un juego en el que no podemos darnos el lujo de dejar temas importantes fuera de la cancha.
Revisar esos porcentajes fue como dividir la cuenta de la cena entre amigos: todos estamos convencidos de que pagamos de más, pero ninguno sabe bien por qué.